Los métodos o técnicas de valoración funcional se usan para evaluar las características de una persona, normalmente con una intención concreta o en un entorno determinado. No se trata, por tanto, de una evaluación médica tradicional.
Los objetivos de la valoración funcional pueden ser, entre otros, los siguientes:
- Clasificar y cuantificar la discapacidad, es decir, la naturaleza y severidad de las limitaciones o pérdidas funcionales, para determinar la cuantía de indemnizaciones compensatorias por lesiones o accidentes.
- Evaluar la autonomía del individuo, para determinar la necesidad de ayudas técnicas (y seleccionar las adecuadas) o la necesidad de la ayuda de otra persona para las actividades de la vida diaria.
- Planificar el tratamiento médico y rehabilitador y monitorizar la evolución (progresión, estabilidad o mejoría) de las deficiencias de la persona.
- Caracterizar las necesidades de una población de usuarios determinada con el fin de diseñar y desarrollar productos adecuados o adaptados a una gran mayoría de ellos.
- Determinar si una persona puede empezar un trabajo o volver a un empleo anterior tras una condición discapacitante.
- Valorar las capacidades residuales de la persona para compararlas con las demandas del trabajo y adaptar una situación laboral particular.
Existen multitud de métodos de valoración funcional. La mayoría de ellos se ajustan a uno de los siguientes tipos:
- Métodos clasificatorios. El más representativo en este ámbito es la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (ICF) del la OMS.
- Instrumentos globales que proporcionan el perfil funcional completo del individuo, como el PULSES, FLS (Functional Life Scale) y FAI (Functional Assessment Inventory). Por ejemplo, el PULSES evalúa los miembros superiores e inferiores, la función excretora, el estado mental y emocional, etc.
- Sistemas globales de valoración de la discapacidad física. Se trata de sistemas que, de forma conjunta o separada, permiten objetivar alteraciones de la movilidad articular, marcha humana, manipulación, fuerza, coordinación y equilibrio. Uno de los más representativos y completos es el sistema Ned/IBV. Puede obtenerse más información de este sistema en el ámbito de Rehabilitación y Autonomía Personal del IBV.
-
Instrumentos de valoración de actividades de la vida diaria (AVD) para determinar el grado de dependencia/independencia del sujeto en cuanto a la movilidad y el cuidado personal. Algunos de ellos son: Barthel Index, Katz Index of ADL y Kenny self-care.
-
Instrumentos para valorar el perfil funcional de pacientes con una determinada enfermedad o condición, o instrumentos que se limitan a un parámetro funcional único. Por ejemplo, el BUSTOP (Burke Stroke Time-Oriented Profile) para personas con accidente vascular cerebral, el QIF (Quadriplejia Index of Function) para sujetos con tetraplejia, y el Test de Jebsen para valorar la función de la mano.